De comida basura, ¡nada!

  Me enorgullezco de ser una de esas generaciones perdidas que no entró en un McDonald’s hasta los 13 o 14 años, y sin más obligación que la que impone un cumpleaños de adolescentes. Hacía poco que se había inaugurado el primero en Mallorca y los niños no éramos tan machacones -o, al menos, no me…