Los que viven conmigo aceptan a regañadientes mi rectitud con el reciclaje, que me lleva a tener la cocina copada con 4 contenedores para la basura sin contar el del papel, que está en el pasillo. Pero todo cambia cuando mi obsesión por el reciclaje –léase aprovechamiento- conduce a tener un buen surtido de croquetas…