100% recomendada para chocohólicos. Es todo lo que puedo decir de esta tarta que, a pesar de su aspecto es en absoluto pesada ¿será por la almendra?
Porque sí, yo soy de esas que, en cuanto el camarero termina de cantar los postres, pregunta ¿pero qué porcentaje de chocolate tiene la tarta/mousse/ o lo que sea?
No hay nada que me decepcione más que encontrarme ante un supuesto pastel de chocolate en el que finalmente su presencia sea anecdótica: una fina capa entre denso bizcocho.
Al hilo de esto, nunca he entendido que en el anuncio de Kinder se destaque que tiene más leche y menos chocolate… ¡para mí es más bien es un motivo para no comprarlo!
Bueno, al lío…
No es una tarta complicada de hacer y está riquísima de un día para otro.
El hecho de que se hayan borrado las rayitas del indicador de temperatura de mi horno creo que provocó un contratiempo, pues al principio no advertí que estaba un poco por encima de los 160° que recomiendo. La cuestión es que abrí el horno dos veces para comprobar el termómetro que tengo en el interior, por lo que el bizcocho subió, pero luego bajó por el centro.
Pero gracias a eso acabé decorándolo con esas “tetitas”. Como tuve que recortar para nivelar la base de tarta, pensé hacer unos bomboncitos para no tirar esos recortes, pero sobre la marcha acabé poniéndolos encima como parte de la tarta.
Como veréis, la receta incluye mantequilla a temperatura ambiente, lo cual es sinónimo de previsión. Es decir, el día antes hay que sacarla de la nevera (sobre todo cuando el calor no aprieta) ¡No sirven los atajos, o lo que es lo mismo, microondas o golpe de calor!
100g de chocolate de cobertura
60g de mantequilla a temperatura ambiente
60g de almendras molidas
1 huevo
Azúcar moreno de caña integral (Pure cane sugar. Dark Brown Soft)
20g de azúcar blanquilla
Con la ayuda de un cuchillo picamos bastamente el chocolate. Ponemos dos terceras partes en un bol y lo fundimos al baño María o en el microondas (30 segundos a temperatura media, removemos y otros 30 segundos deberían bastar). Cuando esté bien fundido, añadimos el chocolate restante y removemos hasta que se hayan deshecho todos los trozos por completo. Mientras se templa, empezamos con el resto de la masa.
Con las varillas, batimos la mantequilla en un lebrilllo junto al azúcar de caña integral hasta formar una pomada.
Separamos la yema de la clara del huevo.
Reservamos la clara en el recipiente que vayamos a utilizar para montarla, y la yema la mezclamos con el azúcar y la mantequilla. Batimos bien, agregamos el chocolate y, por último, la almendra molida. Ahora ya habrá espesado demasiado como para seguir con las varillas, así que continuamos la tarea de mezclado con una espátula, asegurándonos de que no quede ninguna pelotita de almendra sin mezclar con el chocolate.
Montamos las claras a punto de nieve. Cuando ya empiecen a coger textura, comenzamos a añadir el azúcar normal poco a poco (3 o 4 adiciones) y seguiremos batiendo hasta que se formen picos firmes.
Mezclamos el merengue resultante con la mezcla de chocolate y almendra de forma suave y con movimientos envolventes.
Engrasamos un molde, mejor si es desmontable.
Introducimos la masa y horneamos durante 25 minutos aproximadamente o hasta que al pinchar un palito salga limpio, pero no deberían ser más de 30 minutos.
Pasado ese tiempo, lo templamos sobre una rejilla hasta que podamos desmoldarlo sin abrasarnos. Una vez libre del molde lo dejaremos enfriar por completo sobre la misma rejilla.
Una vez frío, nivelamos el bizcocho con la ayuda de un cuchillo de sierra (yo suelo utilizar el del pan).
Y con los recortes, ya lo veis, bolitas para decorar o un tentempié merecido para el repostero.
50g de chocolate de cobertura
¼ de taza de nata (5 dl)
½ cucharada de miel
Picamos bastamente el chocolate con la ayuda de un cuchillo. Calentamos la nata en un cazo a fuego lento y, antes de que hierva, agregamos el chocolate y la miel. Removemos de forma enérgica con una espátula hasta que no quede rastro de la nata.
Mientras esperamos que pierda temperatura, colocamos bajo la rejilla un plato o un trozo de papel de plata con el fin de recoger la cobertura que pueda ir cayendo.
Cuando la cobertura de chocolate esté tibia, con el mismo cazo, la dejamos caer sobre el centro de la tarta hasta que vaya cayendo por los extremos.
Luego, con la ayuda de una espátula, terminamos de repartir la cobertura por toda la superficie.
15g de chocolate blanco
El chocolate blanco es mucho más delicado que el negro.Si supera una determinada temperatura se corre el riesgo de que no vuelva a solidificar o, por el contrario, que se forme una pasta grumosa, pero se puede deshacer de forma sencilla sin necesidad de recurrir al baño María.
Simplemente en un cazo a fuego mínimo removiendo desde el principio y apartándolo del fuego en cuanto se haya fundido por completo.
Entonces, rápidamente procedemos a decorar.
En este caso probé algo así como una jeringuilla de silicona que compré hace tiempo en los chinos y que no me ha ido nada mal, pero un agujerito en la esquina de una bolsa de la frutería nos ayudaría a conseguir el mismo resultado.
Lo guardamos en la nevera, mejor en un recipiente hermético, pero mejor sacarlo del frigorífico 1h antes de comerlo.
que graciaaaaa,,yo siempre digo chocadicta y lo de chocohólicos, me ha llegado ,la tarta deliciosa habrá que probarla
bueno chocoadicto es lo normal en castellano, pero yo siempre he utilizado esta traducción libre del inglés… aunque en el fondo llevan a lo mismo: ¡pasión por el chocolate!gracias por pasarte y ¡mucho más por comentar!saludos!
que ricura por favor… me chifla tanto chocolate!Silviachup-chup-chup.blogspot.comTe he dejado un detalle en lanasifils ( mi otro blog de labores)si te apetece recogerlo, esta enhttp://lanasifils.blogspot.com.es/2013/05/reocnocimientos-para-lanasifils.htmlbesos