Desde que ha empezado la temporada de los tomates creo que no ha pasado un día sin que haya comido uno. Puede parecer monótono, pero es lo que me pide el cuerpo.
A rodajas con un buen chorrete de aceite de oliva, cortado a cachelos en un trempó… da igual, no me canso, es como una necesidad animal de acumular “tomatina” para el invierno.
A la hora de ir al mercado está claro: pasar de tomates Daniela-bola-de ensalada, fiarse de vista y olfato y tener en cuenta que – no nos engañemos-  encontrar un tomate con sabor a tomate por menos de 1 euro el kg es misión prácticamente imposible.

 

 
El bacalao
180g de bacalao desalado
7 dientes de ajo
1/3 de taza de aceite de oliva virgen extra

El bacalao lo marinaremos en aceite aromatizado con ajos, así que mejor si lo hacemos el día anterior.
Pelamos los dientes de ajo, los fileteamos para luego pocharlos en el tercio de taza de aceite a fuego lento sin haber calentado el aceite previamente. Antes de que empiecen a dorarse, apagamos el fuego y dejamos enfriar.
Cortamos el bacalao a daditos lo colocamos en un recipiente y lo cubrimos con el aceite con ajos. Tapamos e introducimos en el refrigerador durante al menos 12 horas.

1   tomate Cor de bou grande (unos 500g)
250g de papaya madura
4 hojas de albahaca fresca
Aceite de oliva virgen extra
Vinagre
Sal
Pimienta negra molida

Lavamos bien y cortamos el tomate a rodajas.
Pelamos la papaya, le quitamos las semillitas y cortamos también en rodajitas.
Colocamos en el plato en el que vayamos a servir alternando las rodajas.
Aliñamos con la sal, aceite y vinagre al gusto.
Lavamos las hojas de albahaca fresca, las escurrimos bien y las cortamos a tiritas finas y las añadimos  justo antes que el bacalao marinado sobre las rodajas de tomate y papaya.
Para finalizar, espolvoreamos con pimienta negra recién molida.