Si  le echo la culpa al verano, al ver las fechas en que nos encontramos, muchos podríais pensar ¡pero si estamos casi en noviembre!  Pero sí, hasta ayer aquí en Mallorca estábamos casi a 30°, algo más bien inusual, pero parece que casa con esta sensación de que mi 2013 es un año loco-loco.
Así que, si he de poner excusa  a mi ausencia desde finales de agosto, no puede ser otra que ¡menudo verano!

 

Esta hamburguesa con la que hago mi rentrée es consecuencia de un gran defecto que no consigo pulir: calcular fatal cuando compro para hacer sushi, agravado porque pienso que es más fácil conseguir un buen corte si no te has de enfrentar con una triste rodajita de atún. También es cierto que, gracias a ese defecto, alargo el placer de comer buen pescado por unos días más.
Pues bien, me encontraba con una buena pieza de atún y rodajitas de mango, tiritas de aguacate…. Pero sin un granito de arroz para hacer más maki y sin muchas ganas de comer sashimi. Súbitamente en mi cabeza se dibujó todo como una súper hamburguesa que acabó siendo japonesa porque aún rondaban por la encimera algunos de los ingredientes que había utilizado la noche anterior para mi sushi night  entre amigos.

 
 

 

½ yogur griego
10g de jengibre fresco
¼ de taza de salsa de soja dulce (yo la tenía en crema)
1 cucharadita de dashi instantáneo (caldo de bonito en polvo)

Pelamos y picamos fino el jengibre.
En un cacito, ponemos una cucharada de aceite y el jengibre. Calentamos a fuego vivo.
Cuando el jengibre empiece a coger un tono dorado, echamos la soja dulce. Removemos bien. Dejamos que reduzca (lo cual en el caso de que sea en crema sucederá antes) y, cuando empiece a borbotonear, retiramos del fuego.
Esperamos que temple un poco y mezclamos bien con el yogur griego.

300g de atún fresco
15g de jengibre fresco
½ cucharadita de Nanami togarashi (combinado de especias a base de guindillas, piel de naranja, sésamo negro y blanco, pimienta japonesa, jengibre y algas.
½ cucharadita de sésamo negro.
1 cucharada de bonito seco (Hanakatsuo)
Sal
2 cucharadas de harina de patata
1 cucharada de aceite de oliva

Pelamos el jengibre y lo picamos muy finito.  
Comprobamos que no quede ninguna espina en el atún, lo cortamos a cubos y lo pasamos por la picadora de modo que quede la carne picada, pero no hecha un puré (unas tres pulsaciones).
En un bol, sazonamos la carne del atún con el jengibre, la sal, el nanami togarashi y el bonito seco. Mezclamos bien  y hacemos dos bolas bien compactas.
Las aplanamos un poco con ambas manos y las pasamos por una fina capa de harina de patata que habremos dispuesto en un plato, la cual le dará un puntito crujiente a nuestra hamburguesa al tiempo que evitará que ésta se pegue a la sartén, pero si no tenemos de patata harina normal nos bastará.
Disponemos el aceite en una sartén que calentaremos a fuego máximo. Cuando esté bien caliente, colocamos las hamburguesas y bajamos a fuego medio. Con una espátula presionamos las hamburguesas como si quisiéramos aplanarlas. Las cocinaremos 1 minuto y medio aproximadamente por cada lado y sellaremos los bordes con ayuda de unas pinzas.

2 panecillos para hamburguesa (en este caso son los Thins de Bimbo)
¼ de mango en rodajas
1 tomate a rodajas
La salsa

Sobre la base del panecillo colocamos un poco de la salsa de soja y yogur y el tomate a rodajas. Encima colocaremos la hamburguesa, sobre la que irá el mango y una buena cucharada de salsa, la cual tendremos a mano porque es altamente adictiva.
Si, además, tenéis a mano aguacate y queso de cabra untable, ni lo dudéis pues es la cuadratura del círculo.