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by Marta Corral |
La albahaca siempre ha estado presente en mi especiero, pero precisamente por eso, por disponer habitualmente de ella en seco no le había dado el lugar que se merecía.
Al llegar a mi nuevo piso intenté tener un rincón de aromáticas en mi terraza, pero éstas reclamaban más rayos UVA y acababan mustias. Así que desistí del pa amb oli con hojitas de albahaca fresca, que era uno de mis favoritos.
He de reconocer que no solía comprarla en el supermercado ya que nunca encontraba la que, desde niña, había visto en el huerto de mi abuela o en las ventanas de algunas casas de algún pueblo allí en Mallorca para espantar mosquitos –conocida como de hoja fina verde compacta-
Ahora veo que he hecho el canelo durante muchos años, pues la de hoja grande –suele ser de la variedad genovesa- es infinitamente más aromática. Nunca suelo emplear el paquete entero, así que, prácticamente recién comprada, la lavaba y escurría bien para luego congelarla. De este modo, la tengo siempre a mano para hacer una salsa rápida de tomate con ajos, por ejemplo.
Entonces, me pongo a reflexionar y paso a no entender el protagonismo del orégano, sobre todo en las pizzas –cuando la primera pizza documentada llevaba albahaca-
Ya sea cocinada en salsas de tomate, como protagonista en la salsa pesto, como condimento en la pizza es brutal su aportación, pero ¿y en la ensalada?… sí como, una hoja más. Increíble el aroma y sutil sabor que aporta junto a pimiento, pepino, hoja de roble, rucúla, col lombarda y un buen queso feta o de cabra. Ésta vez no me dio tiempo a congelarla.
Ensalada aromática
Rúcola
Brotes de espinaca
Escarola
Col lombarda
1/4 Pimiento rojo
1/4 Pimiento amarillo
1 Cebolleta
Albahaca fresca
Aceite de oliva
½ limón
Sal
Semillas de girasol peladas
Poner en remojo la rúcula, la escarola y los brotes de espinaca (cantidad al gusto). Deshojar la albahaca, desechando los troncos, cortar la col lombarda (al gusto) y los dos pimientos en juliana y la cebolleta en aritos finos y añadirlos al resto de hojas ya en remojo.
Tostar en una sartén las pipas. Pasar dos o tres aguas por la ensalada y escurrir bien (si queremos ahorrar trabajo, podemos guardar la ensalada limpia y ya escurrida en un táper, ya que puede durar unos tres días en buenas condiciones).
Ponemos en la ensaladera las hortalizas, aliñamos con el medio limón, el aceite y la sal. Añadimos el queso previamente desmenuzado y las pipas.
Servir en seguida, ya que una vez aliñada la ensalada, las hojas pierden tersura.