Quiche de trompetas de la muerte y salvia

Esta es una quiche que resulta bastante etérea, ligera, gracias al uso de la pasta filo. En este caso he tirado de restos de congelador: unas trompetas de la muerte, un poco de pollo hervido –resultante de hacer caldo- y algo de queso blanco batido, pero acepta toda clase de variantes que se os puedan ocurrir o que tengáis a mano.

Aunque es más habitual engrasar las capas de la masa con mantequilla, yo he preferido hacerlo con aceite de oliva quedando, si cabe, un poco más suave el sabor final y así se le concede todo el protagonismo a la salvia y las setas.

Para 2-3 personas (molde de 20cm)

50g de trompetas de la muerte rehogas con ajo
2 cebolletas
50g de pollo hervido desmenuzado
10 hojas de salvia fresca
20g de queso rallado
150ml de queso blanco batido (o quark)                                                                                                                                        75ml de leche                                                                                                                                                                                                             2 huevos                                                                                                                                                                                                                          7 hojas de pasta filo

Aceite de oliva
Sal
Precalentamos el horno a 180°. Una vez limpia y desechadas las hojas exteriores, cortar la cebolleta en aritos y reservar. Batir los huevos enérgicamente, agregar el queso blanco batido y la leche. Mezclar bien, añadir una pizca de sal, las trompetas de la muerte, el pollo y la cebolleta. Limpiar las hojas de la salvia y cortar en tiras, guardando alguna por si se quiere utilizar como decoración. Agregar a la mezcla junto con el queso rallado.

Engrasamos un molde –mejor si es de base desajustable aunque, si no disponemos de uno, poniendo una hoja de papel de horno facilitará extraerlo de una pieza-, ponemos una hoja de pasta filo y, con la ayuda de un pincel, la pintamos con aceite –sin ser generosos-. Colocamos una segunda hoja, y procedemos igual que con la anterior. Así hasta contar siete.
Removemos un poco la mezcla para el relleno y la vertemos dentro del molde. Colocamos la hojas de salvia que hemos reservado. Doblamos hacia dentro las puntas de la masa que queden fuera del molde y lo introducimos en el horno unos 45 minutos a unos 180° – o hasta que al pinchar en el centro no queden restos de relleno pegados-.

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