Aunque es más habitual engrasar las capas de la masa con mantequilla, yo he preferido hacerlo con aceite de oliva quedando, si cabe, un poco más suave el sabor final y así se le concede todo el protagonismo a la salvia y las setas.
50g de trompetas de la muerte rehogas con ajo
2 cebolletas
50g de pollo hervido desmenuzado
10 hojas de salvia fresca
20g de queso rallado
150ml de queso blanco batido (o quark) 75ml de leche 2 huevos 7 hojas de pasta filo

Engrasamos un molde –mejor si es de base desajustable aunque, si no disponemos de uno, poniendo una hoja de papel de horno facilitará extraerlo de una pieza-, ponemos una hoja de pasta filo y, con la ayuda de un pincel, la pintamos con aceite –sin ser generosos-. Colocamos una segunda hoja, y procedemos igual que con la anterior. Así hasta contar siete.
Removemos un poco la mezcla para el relleno y la vertemos dentro del molde. Colocamos la hojas de salvia que hemos reservado. Doblamos hacia dentro las puntas de la masa que queden fuera del molde y lo introducimos en el horno unos 45 minutos a unos 180° – o hasta que al pinchar en el centro no queden restos de relleno pegados-.