Hace justo una semana estaba vagando por los pasillos de Alimentaria, totalmente sobrepasada un poco por todo: cantidad de expositores, productos…
Todos los que supieron que iba a pasarme por la feria de alimentación me despidieron con un “cómo te vas a poner” y a todos con los que hablé después les dije lo mismo: “apenas he probado una patata frita, ¡pero menuda patata! (tan poco profesional que no apunté la marca, pero seguro que era del sur), un queso majorero de Fuerteventura y un paté de percebes con algas tremendo”
Pues sí, patidifusa me quedé con la cola del puesto de perritos calientes de Oscar Mayer y la gente esperando que se terminara de hacer “paella” D’Or… para mí hubiera sido más normal encontrarme ese afán por conocer el producto en otro tipo de stands con cosas un poco más selectas, pero en estos había que mostrar un poco de interés por el producto, claro.
Pues bien, el paté de percebe con algas de 27 Percebeir@s me sorprendió gratamente, lo cual no suelen conseguir los patés, y menos de productos del mar. Y a eso sabe: a yodo, a agua de mar…, igual que el de erizo, muy suave y gustoso. Según me contaron, todo gracias a su experiencia y tradición determinante a la hora de establecer tiempos de cocción y otros detalles.
Mar de Silleiro son 27 Percebeir@s que combinan el respeto por el mar, el medio que les ofrece sus frutos, con una optimización de la explotación, lo cual les llevó a investigar la comercialización del producto envasado, algo inusual en el caso del percebe.
Puede sonar cruel después de tanto percebe, pero os dejo un liviano y sencillo plato de bulgur…
Pelamos la calabaza y la troceamos en cubitos.
Retiramos las capas envejecidas del hinojo, lo cortamos a láminas gruesas y lo lavamos bien.
Lavamos los tomates cherry.
Ponemos todo en una fuente de horno con una pizca de sal, el aceite de argán y el zumo del medio limón y horneamos durante 45 minutos.
Lavamos la guindilla y la cortamos en anillas de 1 cm aproximadamente. A los trozos de la cabeza les retiramos las semillas.
Introducimos los aros de guindilla en la bandeja de horno con el resto de ingredientes, removemos bien, aunque cuidadosamente para no explotar los tomates, e introducimos por otros 15 minutos.
Ponemos en un cazo el bulgur con 1 ½ de agua, lo tapamos y lo sentamos en el fuego. Cuando empiece a hervir, moderamos el fuego y, sin destapar, sacudimos un poco y dejamos 5 minutos. Pasado este tiempo apagamos y apartamos del fogón. Con ayuda de una cuchara, aireamos los granos para que no queden compactados, volvemos a tapar y dejamos reposar otros 5 minutos.
Servimos todo junto, o por separado para que cada uno se sirva al gusto.