No soy muy fan de las pechugas de pollo, así que, cuando aparecen en mi nevera, solamente me inspira cocinarlas a la plancha con algún condimento tipo szechwan, bien enteras, bien a tiritas para hacer una ensalada tibia. Pero el otro día quería algo más, y así nacieron unos “pinchitos a la oriental”. Sólo cinco minutos para hacer el adobo, una o dos horas para que macerara y… ¡a la plancha!
2 pechugas de pollo troceadas en cubos
1 tacita de salsa de soja fuerte
1 cucharada de azúcar
1 cucharada de tahini (pasta de sésamo)
1 cucharada de mantequilla de cacahuete
El zumo de un limón
Una puntita de ralladura jengibre o en su defecto dos gotitas de aceite de jengibre
Se disuelve la mantequilla de cacahuete y el tahini en el zumo de limón y la salsa de soja. Cuando ya no quedan grumos se añaden el azúcar y el jengibre, removemos bien. Mezclamos con el pollo y dejamos reposar mínimo 30 hora, pero contra más tiempo más absorberá los sabores.
Ensartamos en pinchitos y calentamos bien la plancha con un chorrito de aceite. Sellamos por los cuatro lados a fuego vivo hasta que estén doraditos y después bajamos a fuego medio para que terminen de cocerse. De este modo conseguimos que queden jugosos por dentro.
Mientras se hacen los pinchos, se puede reducir un poco la salsita que queda del adobo en una sartén o cazo pequeño, que servirá para acompañar las brochetas. Eso sí, conviene estar pendiente de ella, ya que coge consistencia muy rápido.