Algo se cuece en Palma

Hace casi cuatro años ya que me mudé de Mallorca a Barcelona y, desde entonces, he vuelto en numerosas ocasiones, siempre con la sensación de que nada cambia, que todo está en su sitio.

Pero esta vez me he encontrado una Palma diferente. He paseado por las calles del centro histórico y… algo se está cociendo.

La Ruta Martiana -ruta de pinchos que se celebra los martes en los numerosos bares de tapas que han proliferado en los alrededores de la plaça Major y plaça de Sa Quartera, algunos reemplazando negocios de solera como fueron Ca la Seu, especializada en objetos de cordelería- ha acabado con la soledad y oscuridad de esas calles que antes quedaban desiertas y «poco recomendables» al caer la noche. Algo tan normal en otras ciudades como ir de cañas, ahora está de moda.

Pequeñas y coquetas tiendas de ropa y complementos abren en la Costa de’n Brosa y Can Cavalleria -como Le Sibelle, abierta a principios de diciembre-, pero mi gran descubrimiento está en el Carrer de Sant Jaume.
El Fornet de la Soca no cuenta con vistosos letreros ni un gran escaparate, pero la sencillez y neutralidad de su decoración llama la atención directamente sobre lo importante: la repostería. No encontramos pasteles de diseño, ni los tan de moda cupcakes, sino coixins imperials, jubenets o rodonets de Santa Clara -elaboraciones ahora desaparecidas de las pastelerías-, además de ensaimada o gató embetumat.

También atrae a la vista y -una vez probado, a la boca- el pan de tomates de ramellet.Pendiente han quedado de probar el de olivas trencadas -aceituna partida y aliñada típica de sabor contundente y un leve amargor- ya que, como me explica Tomeu Arbona -el alma del negocio- su producción es muy limitada y, a pesar de llevar dos semanas en marcha, han tenido una muy buena acogida. Su filosofía es muy clara: recuperar recetas antiguas perdidas y utilizar procesos naturales para elaborarlas, es decir, emplear productos de la tierra ecológicos y, por ejemplo, si se ha de dejar levar una masa cuatro horas, pues se deja.
Desde el mostrador uno puede ver de cerca el obrador donde se elaboran estos bocados: latas con almendras tostadas, grandes lebrillos de barro con la verdura aliñada y lista para guarnecer las cocas integrales…
Eso sí, al salir del Fornet con el pan de tomate de ramellet y un coixí integral -un híbrido de ensaimada y cuarto que nunca había, probado hasta hoy-, he pasado por el convento de Santa Magdalena y en la puerta anuncian: Hoy, coca de plátano… Palma está que hierve.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Cafeymas.net dice:

    Te he encontrado en Google buscando información sobre el Fornet de la Soca; me ha gustado tu forma de escribir y reflexionar sobre el ocio de nuestra querida ciudad.Te leo en mi reader 😉

  2. ¡Muchas gracias por tus letras!

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