Siempre he considerado los guisantes como una piedra en el camino o en el zapato. No sé si por textura o por color desentonante pero es de las pocas cosas que suelo apartar en el plato cual gallineja: de las albóndigas, de la paella y creo que son una de las razones por las que no soporto el arroz tres delicias.
Sólo hay una excepción y se llama ensaladilla rusa, entonces soy más tolerante y hago como si no los viera.
En cambio, con su primo hermano, que yo veo más como político, el tirabeque, me llevo mucho mejor. Es más, me encantan.
Crujientes en una buena sopita a base de un potente caldo, aportan un toque de dulzura y frescor, eso sí, hay que añadirlos en el último momento.
Los encontramos con facilidad en mercados y tiendas de alimentación china. Debemos escoger los que estén bien tiernos y tersos, contra más finitos, mejor.
Para 2 personas
200g de tirabeques
Alga Wakame al gusto
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extr
2 cucharadas nuoc nam (salsa de pescado) *si no tenemos, unas gotas de salsa de soja suave podrían ser una opción
2 cucharada de vinagre de manzana
Sichimi (7 especias japonés)
Sésamo negro
Hidratamos las algas en un cuenco con agua durante unos cinco minutos y escurrimos.
Sentamos una cazuela con agua en el fogón.
Lavamos los tirabeques y les cortamos las puntas estirando hacia un lado para, de este modo, eliminar posibles hilillos fibrosos.
Cortamos cada tirabeque en tres tiras y, una vez hierva el agua, los introducimos durante 2 minutos a fuego máximo. Aprovechando el propio vapor de esta cocción para cocinar las algas, las asentamos en el mismo colador con que las hemos escurrido, eso sí, sin que entren en contacto con el agua.
Pasados los dos minutos, retiramos las algas, y escurrimos los tirabeques inmediatamente.
Servimos tibio y aliñado con el aceite, el nuoc nam, el vinagre y el sichimi bien emulsionados y espolvoreamos con sésamo negro al gusto.