Hace ya tiempo que rondaba por mi nevera una terrina de manteca roja que me regaló mi madre, manteca roja resultante de la elaboración de los botifarrons, una especie butifarra de cerdo que debe su color negro a que lleva sangre. Picantes o no, llevan cuatro especias, canela (a mí los que más me gustan son los que llevan semillas de anís y piñones).
Como se cuecen antes de poner a secar, se pueden comer tal cual con pa amb oli (pan con tomate, sí tomate que lo de “tumaca” no sé quién se lo ha sacado de la manga, pero duele a los ojos), pasarlos por la sartén para acompañar un huevo frito o un día de torrada -curioso que los baleares no utilizamos la palabra barbacoa, de hecho los otros isleños, los canarios lo llaman asadero… ¿por qué será?- asarlos junto a panceta y sobrasada.
Resumiendo, que al tiempo que llegaba a mi nevera esa manteca roja, yo probaba en el Mercat de l’Olivar una empanada de pulpo que me picó en la vena de las pruebas, así que meses después me he animado a hacerla.
Como curiosidad, he utilizado pimentón de la variedad local tap de cortí, si no lo conocéis, mirad este video tan interesante del movimiento Slow Food Illes Balears que lleva desde el año 2009 trabajando para recuperar esta variedad.
Son empanadas pequeñas, de cuatro bocados, ideales para un picoteo en casa o fuera.
Aguantan muy bien en la nevera dentro de un táper y, curiosamente, están muy buenas tanto a temperatura ambiente como recién sacadas del refrigerador.
Para 8 empanadas
El relleno
1 pulpo pequeño (de ración)
1 cebolla grande
2 cucharadas de hojas de perejil fresco picado fino
2 cucharadas de piñones
1 cucharadita de pimentón (yo he utilizado de la variedad tap de cortí, pero si os va el picante no os cortéis)
Sal
Aceite de oliva virgen extra
Troceamos el pulpo ya limpio de interioridades, ojos, etc.
Ponemos un poco de aceite a calentar en una sartén (una cucharada aproximadamente). Cuando esté bien caliente introducimos el pulpo, echamos un poco de sal y lo salteamos a fuego medio.
Mientras, pelamos la cebolla, la cortamos por la mitad y luego troceamos a medias lunas no muy gruesas.
Añadimos al pulpo la cebolla y removemos. Cuando la cebolla empiece a perder firmeza, añadimos el pimentón.
Hay que remover con frecuencia para que no se nos pegue la cebolla en ningún momento, cuando esté bien pochada agregamos los piñones y, por último el perejil picado.
Mezclamos bien y apartamos del fuego. Para que enfríe más rápido lo pasamos a un cuenco y ponemos sobre una rejilla.
La masa
1 taza de aceite de oliva
1 taza de manteca roja (o manteca a secas) a temperatura ambiente
1 taza de agua
1 yema de huevo
Harina la que tome
En un lebrillo, mezclamos la yema, la manteca, el aceite y el agua hasta que emulsionen bien.
A continuación, echamos harina (media taza aproximadamente) y removemos con un tenedor de madera hasta que desaparezca la harina. Repetimos la operación hasta que se forme una bola y no se pegue en el tenedor ni a los dedos al pellizcar.
¡Vamos a por las empanadas!
Enharinamos la superficie de trabajo y engrasamos con aceite la lata en la que vamos a hornear.
Encendemos el horno a 200º.
Como soy un poco caótica este es un paso que me suelo saltar, pero a muchos les será muy útil: Dividimos la masa en 8 bolas y, a su vez de cada bola pellizcamos un trocito (algo menos de 1/3) que será la tapa.
Cogemos una de las bolas grandes e introducimos el pulgar para formar un recipiente, pongamos un vaso de chupito. Normalmente apoyo sobre la superficie enharinada y voy girando la masa sobre sí misma con el fin de adelgazar las paredes y el fondo.
Un movimiento muy importante para que no quede muy gruesa la parte que une fondo con pared es presionar con un dedo por dentro al tiempo que con la otra mano se presiona a la misma altura desde fuera. Aunque veamos que las paredes tienden a abrirse hacia fuera, no os preocupéis, es normal.
Nos ha de quedar un vasito de unos dos dedos de alto.
Normalmente hago todo el proceso (relleno y tapado) y luego traspaso a la lata, pero en el caso de esta empanada pienso que es mejor rellenar y cerrar sobre la lata.
Con cuidado de que no se abra el fondo, traspasamos a la lata e introducimos el relleno. Ha de quedar bien rellena, por lo que apretaremos suavemente con la cuchara, aún teniendo en cuenta que lo mejor es que en la parte central supere el nivel de la pared, así quedarán panzuditas.
En caso de que se nos haya abierto el recipiente, apoyamos la pared sobre el relleno con ayuda de las dos manos, veréis que entonces ya se tiene en pie.
A continuación, cogemos la bolita pequeñita correspondiente y la aplanaremos con ayuda de la palma de la mano. El diámetro ha de ser un poco más grande que el de la empanada que vamos a cerrar.
Emplazamos la tapa encima de la empanada y presionando índice con pulgar cerramos a lo largo de todo el diámetro.
La trencita es más sencilla de lo que parece, bueno explicarlo por escrito quizá lo sea menos. Pellizcamos en horizontal para formar un lóbulo de masa y, con el índice, giramos sobre sí mismo al bies. Justo al lado, volvemos a pellizcar y giramos otra vez al biés sobre la parte girada del anterior y así hasta completar la corona de la empanada.
Y así 8 veces. Aunque si somos un poco perezosillos, podemos hacer 4 más grandes o si, por el contrario, somos amantes de la filigrana 16 pequeñitas…
Depende del tamaño del pulpo y la cebolla puede que sobre un poco de relleno, como me pasó a mí. Pero prefiero tener que ofrecer una tapita de relleno de aperitivo a que me falte.
Introducimos la lata con las empanadas en el horno a 180º durante 25 minutos o hasta que empiecen a tomar un poco de color doradito.
Dejamos enfriar sobre la lata. Cuando estén tibias las podemos pasar a una rejilla para acelerar el proceso y evitar que se humedezca el fondo.
Estas empanadas de pulpo tienen que estar muy ricas, habra que probarlas. Me quedo por aqui para seguir viendo estas recetas tan ricas. Besos
Pues, para qué negarlo, sí que estaban muy buenas, así que ya dirás qué tal te quedan cuando las prepares.¡gracias por la visita!
:)) aprovece :))